De un tiempo a esta parte veo "regulá". Pensaba yo que era del uso (y abuso) del ordenador, y me compré un pantallón de 22'. Bueno vale, lo reconozco, me lo compré 70% capricho 30% pa que se me cansara menos la vista. Pero nada, la cosa seguía igual.

Cuando llegó el verano me propuse en vacaciones desintoxicarme unas semanas de tecnología y pantallas. Recuerdo que cuando estuve en Palma acogido por Luismi no llegué ni a tocar un portátil con Internet que andaba de mano en mano.

Ese verano por casa intenté descansar de cacharros, y las tardes de ocio que dedicaba a enredar y jugar con el ordenador, las dediqué a ver películas en el salón, aprovechando que en verano suelo ser el rey de la casa, ya que mis padres se van a la playa la mayoría del tiempo.

Ahora voy por la calle jugando a leer los carteles y matrículas de lejos, intentando reconocer los rasgos de la gente de lejos, pero ya no veo como antes. Este sábado pasado a la noche me probé las gafas de Miguel, que tiene una leve presbicia (o algo así, a mi la palabra esa me suena a algo confesable), y joder con la diferencia.

En ese momento supe dos cosas. Una, que de las gafas no me iba a librar nadie, que tendré que visitar al oculista, porque todo apunta a que volveré a llevar gafas, aunque sólo fuera para ver televisión y estar en el ordenador. Y digo volveré, porque servidor está operado 3 veces de la vista, 2 de cada ojo (que si salen las cuentas, que en la última operación me tocaron los dos ojos a la vez).

Otra de las cosas que supe, es que la decadencia había comenzado. Dicen que hasta los 30 todo va para arriba, pero sobre esta edad, ya lo hecho hecho está, y ya nada mejora, sino que se mantiene tendiendo a estropearse.

Muchas veces dice el amigo Abraham, que seré el primero al que pongan a hablar con San Pedro, para negociar la entrada en la gran discoteca vip, y la verdad es que no tengo yo muchos argumentos para rebatirlo, vista mi salud de hierro. Por ejemplo, llamar al dentista y que te reconozcan por la voz, es algo que te hace pensar.

Así que, asumida la decadencia del envoltorio que me ha tocado, he decido cuidarlo un poquitín. Y sin pensar mucho las cosas, que últimamente es como mejor me salen, he decidido intentar dejar de fumar. Digo intentar porque alguien que ha sido fumador lo es para toda su vida, asi que creo que será un intento que se ha de mantener en el tiempo.

De momento llevo nada, sólo lunes y martes limpio, veremos hasta donde puedo llegar. Mentalmente trato de unir mi frustración de ver mal, de tener usar los ojos "estropeados" con el hecho de que fumar me estropea también otras cosas. Es como un recordatorio, o un antídoto. Es algo absurdo, pero me funciona, al menos de momento.

Además tengo a Abraham, que hace poco también lo ha dejado, y esta vez parece que lo ha conseguido. Así tengo a alguien con el que compartir la frustración de tener que evitar el mismo vicio perjudicial para la salud.

A ver hasta donde llego.