El otro día viendo las noticias estallé de risa al ver la típica imagen de gente intentando poner las cadenas en las ruedas de sus coches, pero esta vez el hombre, de unos treinta y algo, se pone a llorar en mitad de la entrevista.

Supongo que si tuviera que poner yo las cadenas al coche, también me costaría un huevo y las maldeciría, pensaba mientras me recomponía del descojone que me entró, pero no a tal extremo de llorar de la frustración. Creo que como mucho llamaría a la Gardia Civil para y confesaría mi inutilidad para montarlas, o pararía a algún amable conductor, aunque me temo que de estos últimos no quedan.

Pero ahora me doy cuenta de que los de la sexta son unos mamones, y que el tipo de las cadenas es o un desequilibrado o un cachondo mental, que cansado de las absurdas entrevistas preguntando lo evidente, decidió dar un toque de humor al momento.

Yo personalmente voy a pensar que el tipo es un fenómeno, un cachondo, de esos que tanta falta hacen.